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miércoles, 29 de agosto de 2007

Las hipotecas de alto riesgo o basura (subprime)

El colapso de las hipotecas de alto riesgo o subprime que es como se le conoce, ha abierto una fuerte brecha en el sistema financiero estadounidense en particular que esta contagiando a los mercados de todo el mundo.

Estos no son más que créditos o hipotecas que se conceden a clientes con un alto riesgo, que por así decirlo las entidades bancarias normales nunca los aceptarían.

Una características de éstos prestatarios es que se conceden con una tasa de interés superior a la del mercado, debido a que entrañan más riesgo, pero aún resultan atractivas para muchos consumidores en periodo de tipos bajos, como los registrados en los últimos años.

La concesión de estos créditos no lo realizan habitualmente los bancos sino una especia de casas de hipotecas, aunque en muchos casos dichas compañías están en manos de entidades financieras. En nuestro país no han proliferado estas sociedades, aunque gracias al boom inmobiliario de los últimos años se ha bajado mucho el listón de los requisitos exigidos por los bancos y cajas a la hora de conceder créditos o hipotecas a los clientes más conflictivos.

Las entidades más parecidas en nuestro país a las casas de hipotecas basura estadounidenses son las nuevas entidades especializadas en reunificar deudas.

En principio nuestro país se entiende que se encuentra a buen resguardo de las tormentas crediticias que azotan EE UU, aunque todo se puede ir al traste si se produjera un aumento considerable del paro, teniendo su mayor riesgo en la deceleración del sector de la construcción.

Aunque el pánico no cunda, lo cierto es que en el corto plazo estos vaivenes económicos pueden echar al traste las cuentas de muchas familias, contagiando a todo los mercados.

Una de las claves del problema de la crisis hipotecaria estadounidense está en los hedge funds, los conocidos fondos de inversión libre, sociedades en las que las personas depositan su dinero esperando una rentabilidad mayor. Normalmente su atractivo está en ofrecer mayor rentabilidad a un mayor riesgo, aunque lo segundo no se lo dejen tan claro al inversor.

En EE UU, los bancos dan créditos a los compradores de vivienda y en vez de soportar el riesgo que ello supone lo traspasan en forma de bonos y titulizaciones privadas a inversores.

Todo esto no son otra cosa que una variedad de los bonos y letras del Tesoro de toda la vida pero emitidos en vez de por el Tesoro Público (el Estado) por una entidad, que al emitir las titulizaciones o bonos hipotecarios, utilizan como garantía la propia hipoteca.

El modus operandi de las entidades estadounidenses que operan en las hipotecas de alto riesgo es siempre el mismo, ya que se concede a los particulares que lo soliciten hipotecas, que luego otro banco titulizaba en forma de bonos con un rendimiento (pongamos 8%). Luego la entidad que concedía las hipotecas, solicitaba un nuevo crédito a otra entidad, por ejemplo, con un interés inferior al de los bonos (pongamos 5%), que utilizaba para comprar a su vez estos bonos emitidos sobre sus propias hipotecas, con el fin de sacar rentabilidad por la diferencia entre el porcentaje que le abonaban los particulares a los que concedía hipotecas y el porcentaje pagado por ella misma en el crédito solicitado.

Sin embargo cuando la coyuntura económica hace que las personas no puedan hacer frente a las hipotecas, se produce un aumento de la morosidad, que hace que baje fuertemente el precio de esos fondos de inversión compuestos por esos bonos y convierte a todo este sofisticado sistema de ingeniería financiera en una bomba de relojería, el cual ante la impotencia de hacer frente a sus deudas, se ve obligado a cerrar. Produciéndose una espirar de tensión que contagia a todo el mercado y a la bolsa.

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