Este mito está relacionado con el primero (Mito 1: EL PESO DE LAS ARMAS), Pero a la inversa.
La idea general es asociar las espadas roperas del siglo XVII, cuyo manejo se basaba en pelear con la punta del arma, con la esgrima deportiva moderna. Que si bien se basa tambien en tocar con la punta difiere notablemente con la esgrima histórica de las espadas roperas
Las espadas de esgrima deportiva, el florete, el sable y la espada, están todas inspiradas en armas más modernas de los siglos XVIII y XIX, y aunque sus dimensiones imitan las de las armas originales, su peso está lejos de llegar al de lo que podría considerarse una auténtica arma. Estas espadas no llegan en ningún caso a los 600 gramos, mientras que las espadas roperas del XVII podían pesar entre un kilo 500 gramos las más antiguas, y 900 gramos las espadas más evolucionadas y dotadas de hojas de verduguillo.
Las roperas estaban dotadas de una hoja de la misma forma que la de una espada de guerra, con forma de diamante y doble filo, solo que alargada y afinada, para permitir también los ataques de corte, y acababan en una punta muy aguda y reforzada que debía ser capaz de atravesar limpiamente a un hombre de parte a parte aunque se encontrara algún hueso en el camino. Estas hojas solían medir más de un metro de largo, normalmente entre 1.05 y 1.15m.
Por su parte, las empuñaduras estaban provistas de guardias de lazo o cazoletas, formadas por varios gavilanes o brazos que se entrelazaban entre sí para tratar de conseguir la protección más perfecta posible para la mano del usuario, que normalmente no iba protegida. Estos gavilanes eran de hierro o acero, y pesaban considerablemente, ayudando también a equilibrar la enorme hoja . Una estocada de arma tan poderosa y aguda era potente casi sin poner fuerza en el empeño, y demostraba que nos encontramos ante un auténtica arma diseñada no para lograr tocados, sino para matar con efectividad.
El manejo de tales espadas difiere notablemente del de las espadas deportivas modernas, y tiene sus propias técnicas adaptadas al peso , equilibrio y dimensiones de sus armas.
La idea general es asociar las espadas roperas del siglo XVII, cuyo manejo se basaba en pelear con la punta del arma, con la esgrima deportiva moderna. Que si bien se basa tambien en tocar con la punta difiere notablemente con la esgrima histórica de las espadas roperas
Las espadas de esgrima deportiva, el florete, el sable y la espada, están todas inspiradas en armas más modernas de los siglos XVIII y XIX, y aunque sus dimensiones imitan las de las armas originales, su peso está lejos de llegar al de lo que podría considerarse una auténtica arma. Estas espadas no llegan en ningún caso a los 600 gramos, mientras que las espadas roperas del XVII podían pesar entre un kilo 500 gramos las más antiguas, y 900 gramos las espadas más evolucionadas y dotadas de hojas de verduguillo.
Las roperas estaban dotadas de una hoja de la misma forma que la de una espada de guerra, con forma de diamante y doble filo, solo que alargada y afinada, para permitir también los ataques de corte, y acababan en una punta muy aguda y reforzada que debía ser capaz de atravesar limpiamente a un hombre de parte a parte aunque se encontrara algún hueso en el camino. Estas hojas solían medir más de un metro de largo, normalmente entre 1.05 y 1.15m.
Por su parte, las empuñaduras estaban provistas de guardias de lazo o cazoletas, formadas por varios gavilanes o brazos que se entrelazaban entre sí para tratar de conseguir la protección más perfecta posible para la mano del usuario, que normalmente no iba protegida. Estos gavilanes eran de hierro o acero, y pesaban considerablemente, ayudando también a equilibrar la enorme hoja . Una estocada de arma tan poderosa y aguda era potente casi sin poner fuerza en el empeño, y demostraba que nos encontramos ante un auténtica arma diseñada no para lograr tocados, sino para matar con efectividad.
El manejo de tales espadas difiere notablemente del de las espadas deportivas modernas, y tiene sus propias técnicas adaptadas al peso , equilibrio y dimensiones de sus armas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario