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martes, 12 de febrero de 2008

Cómo negociar mejoras en las comisiones de hipotecas, cuentas y tarjetas.

La supresión de las comisiones de cuentas y tarjetas, y la reducción de las cuotas de la hipoteca son las acciones que permiten un mayor margen de negociación entre banco y cliente. Ante los bancos, la mayoría de las personas presenta una actitud casi reverencial. Es corriente pensar que debe aceptarse todo cuanto digan, pero lo cierto es que no es así. De hecho, el director de una sucursal suele tener un margen de maniobra superior al que reconocerá de entrada. No hay que olvidar que es un comercial y debe vender los productos del banco al precio más alto posible. Pero también conviene saber que tiene la capacidad de bajar este precio cuando lo considere necesario para poder vender. Entre los principales productos susceptibles de negociación se encuentran las comisiones de las cuentas y tarjetas, y el importe de las cuotas mensuales de una hipoteca.

Lo cierto es que cuanto más dinero se aporta a un banco, más posibilidades hay de que éste haga ofertas más amplias, y a mejor precio. Pero, aunque no se tenga depositada una gran suma, existen varias estrategias para conseguir alguna rebaja en ciertos productos. No hay que temer al banco, por ejemplo, en lo que se refiere a cuestionar las comisiones, ya que el Banco de España obliga a que éstas respondan a un servicio real, por lo que nunca está de más preguntar en la entidad bancaria a qué servicio concreto responde un cargo que se quiera cobrar.

Las comisiones no se imponen de forma arbitraria por parte del banco, pero el director de una sucursal puede reducir algunas, como las que se pagan a través de las cuentas corrientes por tener tarjetas de débito o crédito, o con cargo al abono periódico de la hipoteca:

· Comisiones de las cuentas corrientes: Ante cualquier gasto que parezca excesivo, o que no se encuentre justificado, debemos consultar con la sucursal. Es muy posible que el banco cobre diferentes cuotas según la cuenta que se tenga contratada, y que cada tipo de cuenta tenga a su vez distintos tipos de comisiones. Los bancos pueden abaratar e incluso dejar de cobrar algunas de esas comisiones. Las entidades bancarias suelen estar interesadas en que los clientes domicilien en ellas sus nóminas o pensiones, y la diferencia de trato que reciben quienes lo hacen respecto a los que no domicilian la nómina puede ser muy significativa.

· Cheques: Si se ingresa un cheque en la cuenta de un cliente, las comisiones que se cobren dependerán de si ese dinero procede de ingresos del trabajo o no. Merece la pena hacer constar que se trata de un pago profesional.

· Tarjeta de crédito o débito: Los bancos cobran una comisión anual por el hecho de tener tarjeta, además de unos intereses en caso de que haya retrasos en los pagos. Vale la pena dirigirse a la sucursal para pedir que no se cobre ese coste de mantenimiento de la tarjeta si realizamos muchas compras con ella. Los bancos no quieren perder un buen cliente.

La hipoteca, lo más negociable

La hipoteca es el producto "estrella" del regateo con el banco. Antes de firmarla hay que tener en cuenta que al contratar un seguro de vida, o una tarjeta de crédito, se puede conseguir una rebaja de los intereses que cobre la entidad. Aunque puede que no interese la contratación de un seguro de vida, sí puede interesarnos una tarjeta de crédito, y hay que intentar utilizar este recurso como baza en una negociación.

También hay que tener en cuenta el porcentaje que se pide de hipoteca, si se trata del 100% de la tasación del inmueble, o si el del 80% (caso en que los bancos ofrecen mejores condiciones). Si se solicita tan sólo un poco más del 80% hay que intentar igualar las condiciones a las de quienes piden ese porcentaje. El banco con el que se negocia sabe que hay numerosas elecciones, por lo que cualquier entidad se avendrá a conceder el préstamo, especialmente si se dispone de buenas condiciones laborales, o de un buen aval.

La comisión por apertura es la más cara en una hipoteca. Puede suponer el 1% del préstamo total, una cantidad muy alta, y uno de los frentes en los que interesa plantear batalla. Es interesante hacer saber al banco que tal cantidad parece alta, e intentar rebajarla al 0,75%.

Cuando se lleva un tiempo pagando regularmente las cuotas mensuales, se puede pensar en renegociar las condiciones con el banco. Si se conocen ofertas de otras entidades con unos tipos de interés más bajos, o si el banco en que se contrató la hipoteca ofrece intereses mejores a clientes en determinadas condiciones, ha llegado el momento de plantearse pasar por la sucursal y exponer la necesidad de una renegociación. Para culminar con éxito esta empresa, es importante tener estudiado todo cuanto se va a exponer, y (utilizando los recursos antes mencionados) no recurrir nunca a la amenaza. Entre otras cosas, porque la reciente reforma legislativa ha aumentado los derechos del banco cuando alguno de sus clientes le comunica que va a trasladar su hipoteca a otra entidad: Si iguala las condiciones, el usuario no puede abandonar la entidad. Además, el banco sabe que trasladar una hipoteca conlleva unos gastos en ocasiones demasiado gravosos como para que compense el cambio de entidad.

Negociar en caso de crisis

Todo el mundo pasa por una mala racha económica en la que se hace muy cuesta arriba, si no imposible, hacer frente a los gastos, préstamos e hipoteca. En esos momentos, el banco parece ser el peor enemigo, pero lo importante es no perder la calma. Cuando se debe dinero al banco, se puede negociar la forma de pagar la deuda, porque la pretensión del banco es que se le pague; y es preferible hacerlo tarde que no hacerlo. En el caso de una hipoteca, por ejemplo, quedarse con la casa y sacarla a subasta es para el banco una fuente de problemas jurídicos, y además probablemente se obtenga menos dinero que renegociando la condiciones de pago.

En caso de tener dificultades, lo mejor es acudir al banco y exponer la situación con la mayor tranquilidad posible, teniendo en cuenta que hay cientos de clientes que se encuentran en la misma situación. Lo más práctico es intentar negociar, por ejemplo, cómo alargar la vida de la hipoteca -lo que reducirá el importe de cada cuota- o pasar de un tipo de interés variable a uno fijo (en este caso, hay que estar muy atento a que no salga más caro). Otra opción, en caso de no haber pagado las últimas cuotas de la hipoteca, o de un préstamo, es renegociarlas con el banco. El modo de actuación puede ser incluir esas cuotas de nuevo en el préstamo, para facilitar el pago, y empezar a contar desde cero. Habrá que devolver el dinero igual, pero el banco -siempre que haya voluntad de pagar- lo adelantará.

Información proporcionada por: Consumer Eroski

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