Hace 9 años, cerca de Berlín se construyo, la que fue, la central térmica más grande del mundo. Todavía hoy suministra electricidad a más de dos millones de hogares en Alemania, pero al mismo tiempo expulsa más de diez millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
Los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, son las bestias negras de la contaminación. El CO2, es responsable en buena medida del calentamiento global ya que este gas, evita que el calor llegue al espacio y como consecuencia el planeta se calienta.
El reto de los científicos es el de la captura de las emisiones tanto en las propias centrales térmicas, como en las refinerías de petróleo, el cual una vez que ha sido tratado, es conducido de forma liquida a través de una tubería para su posterior almacenamiento de manera segura a gran profundidad, para que no pueda interactuar con la atmósfera, y así evitar el conocido efecto invernadero.
Por ello, en Dinamarca se ha inaugurado la mayor planta del mundo de captura de dióxido de carbono, dentro de un programa marco de la Unión Europea.
Los mejores lugares para el almacenamiento del CO2, serían los yacimientos de gas ya explotados.
En los Centros de investigación geológicas, los científicos estudian los posibles efectos del almacenamiento subterráneo de millones de toneladas de CO2, en lo que en principio parece ser un sistema seguro.
Según las estimaciones de Bruselas, en un futuro próximo los combustibles fósiles continuaran representando el 85 % del consumo energético, lo que hará difícil el logro de los objetivos de reducción de CO2 marcados por el protocolo de Kioto pesé a que se de más importancia a las energías renovables.
A partir de 1990 el mundo ha vivido los 12 años más cálidos de su historia, y preocupa tanto los efectos del calentamiento global, como la propia crisis energética que se vive en los últimos años.
Muchos países ven del todo inalcanzable el cumplimiento de los objetivos acordados en Kioto , si no es con el desarrollo y aplicación, de esta nueva tecnología. Por ello, países como China y EE UU, tienen muchas expectativas puestas en este sistema como medida para reducir considerablemente sus emisiones de CO2. Máxime, si tenemos presente que EE UU es uno de los países que todavía ni siquiera a firmado dicho protocolo.
Pero todo esto puede llevar a que la búsqueda de las eficiencias energéticas y de las energías renovables por parte de muchos países, queden en un segundo plano. Por ello la Unión Europea de momento aboga por una postura mixta en la reducción de los gases de efectos invernaderos, y califica que esta tecnología constituye un punto intermedio entre el sistema energético actual hasta que se buscan otras soluciones que eviten la emisión de CO2.
Los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, son las bestias negras de la contaminación. El CO2, es responsable en buena medida del calentamiento global ya que este gas, evita que el calor llegue al espacio y como consecuencia el planeta se calienta.
El reto de los científicos es el de la captura de las emisiones tanto en las propias centrales térmicas, como en las refinerías de petróleo, el cual una vez que ha sido tratado, es conducido de forma liquida a través de una tubería para su posterior almacenamiento de manera segura a gran profundidad, para que no pueda interactuar con la atmósfera, y así evitar el conocido efecto invernadero.
Por ello, en Dinamarca se ha inaugurado la mayor planta del mundo de captura de dióxido de carbono, dentro de un programa marco de la Unión Europea.
Los mejores lugares para el almacenamiento del CO2, serían los yacimientos de gas ya explotados.
En los Centros de investigación geológicas, los científicos estudian los posibles efectos del almacenamiento subterráneo de millones de toneladas de CO2, en lo que en principio parece ser un sistema seguro.
Según las estimaciones de Bruselas, en un futuro próximo los combustibles fósiles continuaran representando el 85 % del consumo energético, lo que hará difícil el logro de los objetivos de reducción de CO2 marcados por el protocolo de Kioto pesé a que se de más importancia a las energías renovables.
A partir de 1990 el mundo ha vivido los 12 años más cálidos de su historia, y preocupa tanto los efectos del calentamiento global, como la propia crisis energética que se vive en los últimos años.
Muchos países ven del todo inalcanzable el cumplimiento de los objetivos acordados en Kioto , si no es con el desarrollo y aplicación, de esta nueva tecnología. Por ello, países como China y EE UU, tienen muchas expectativas puestas en este sistema como medida para reducir considerablemente sus emisiones de CO2. Máxime, si tenemos presente que EE UU es uno de los países que todavía ni siquiera a firmado dicho protocolo.
Pero todo esto puede llevar a que la búsqueda de las eficiencias energéticas y de las energías renovables por parte de muchos países, queden en un segundo plano. Por ello la Unión Europea de momento aboga por una postura mixta en la reducción de los gases de efectos invernaderos, y califica que esta tecnología constituye un punto intermedio entre el sistema energético actual hasta que se buscan otras soluciones que eviten la emisión de CO2.
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